Los vencejos son aves con unas característas muy especiales y fantásticas. Son como los peces del aire. Vuelan siempre.
Ceuta es uno de sus lugares predilectos para sus polluelos. Anidan siempre en los mismos lugares, como por ejemplo las oquedades del Museo del Revellín. Han hecho un largo viaje, de más de 3.000 kilómetros, fundamentalmente desde Uganda.
Este año han venido algunos animales ciertamente desorientados y debilitados, por las inclemencias meteorológicas.
Siempre hacen su vida en el aire y solo frenan para alimentar a las crías. Su fortaleza es increíble. Son muy juguetones entre ellos y pueden alcanzar velocidades de más de 50 metros por segundo, cuando se están divirtiendo.
Viven, se aparean, se alimentan… Todo volando. Y también duermen. De hecho, suelen ascender a una altura de unos dos kilómetros para el tiempo de descanso. Pero siguen volando incansablemente.
Las crías solo tienen una oportunidad. En los nidos ejercitan sus alas hasta que llega el momento del primer vuelo.
El vencejo común presenta silueta en forma de ballesta, cola corta y ahorquillada, y alas estrechas y largas. Posee pico corto, plano y con la boca muy ancha, patas emplumadas y extremadamente cortas, que le impiden posarse en el suelo y pies pequeños y de fuertes garras, con los cuatro dedos dirigidos hacia delante.